LA ENFERMEDAD. Por Eduardo Grecco



La enfermedad es lenguaje, un tropo mediante el cual el alma habla de un modo metafórico. Tal como Aristóteles plantea, la metáfora puede ser concebida como un desvío y no es anecdótico que un hombre tan ligado al pensamiento aristotélico como Maimónides, que pensaba a la enfermedad como una forma de expresión humana, la concibiera como un descarrío, es decir como una metáfora. Y no es mera casualidad que Bach, en quien toda la tradición de la alquimia vegetal, la espagiria y el legado del Califato de Córdoba y del monacato le llegara de la mano de Paracelso, planteara el padecer tanto físico como psíquico, como el resultado de un desvío, descarrío, desacato y rebeldía de la personalidad a los dictados del alma. Volver a esta perspectiva del síntoma como palabra y de la enfermedad como discurso nos hace pensar en la necesidad de descubrir la gramática de este lenguaje. Es decir, poder enunciar las leyes que hacen posible que la enfermedad se manifieste como una transgresión a un orden de la vida. Este orden es el mandato de la evolución, una gramática del alma que obliga nuestra personalidad a ser el pivote de la existencia y su herramienta de aprendizaje,

Como la metáfora, los síntomas son algo que le sucede al hombre e implica un desplazamiento, una transposición por semejanza, mediante la cual un soporte presta realidad para que un significado, que no puede ser dicho de otro modo, salga a la luz. Esto implica que todo síntoma se constituye a partir de un préstamo, que es, en verdad, de segundo grado: la emoción presta hechura al alma, el cuerpo carne a la emoción. Es, en esta perspectiva, que Freud planteaba al síntoma como un monumento conmemorativo. 
En muchas ocasiones, estos restos que documentan un suceso que no se ha logrado transformarse en experiencia (trauma), causa por la cual la persona queda atrapada (fijada) a la cadena de repetición de lo no aprendido, se tornan biología. Entonces, se dice, en la clínica, que el cuerpo habla, el cuerpo, en realidad, grita. Esta perspectiva esta presente en la obra de Bach. Una perspectiva sobre la cual hay que reflexionar y que nos hace comprender que las esencias florales, también manifiestan su presencia, a través del cuerpo. Que es posible saber lo que un paciente necesita si somos capaces de darnos cuenta que dice su lenguaje corporal.

Eduardo Grecco


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